Bucéfalo y Alejandro Magno la dupla inseparable | Gustavo Mirabal

Bucéfalo y Alejandro Magno

Bucéfalo y Alejandro Magno 

Un hombre y su caballo pueden tener una relación muy estrecha en la que la amistad, el compañerismo y la lealtad están presentes.

Hay quienes dicen que el caballo escoge a su jinete y pareciera tener algo de cierto en el caso del gran Alejandro Magno y su caballo Bucéfalo.

Puesto que la forma en como ambos se conocieron y relacionaron dejó con la boca abierta hasta a los mejores domadores de Macedonia.

Macedonia era el lugar donde Alejandro vivía con su padre, el Rey Filipo.

Bucéfalo y Alejandro Magno

Cabeza de buey es el significado de la palabra Bucéfalo, el caballo de Alejandro Magno, príncipe y posterior Rey de Macedonia.

El caballo, como todo ejemplar fino costó un alto precio, se habla de 12 talentos, la moneda de entonces.

Además, no era un equino cualquiera tenía un ojo azul y un par de manchas en su piel que le sumaban belleza y distinción.

Al parecer un digno ejemplar para un Rey.

Filipo el Rey de Macedonia quedó enamorado del animal y lo compró para su hijo.

Sin embargo, tras ser llevado al palacio se dio cuenta que era indomable. Ni siquiera los mejores domadores del reino podían con él.

Su furor era implacable, o al menos eso parecía. Más cuando Alejandro pide montarlo es el único que logra calmar al animal.

Lo cual sorprendió a todos los presentes, siendo el padre del príncipe el más feliz y se sintió halagado.

Por lo que pronunció una frase célebre que pasó a la historia. La frase es la siguiente:

»Hijo, búscate un reino que se iguale a tu grandeza, porque Macedonia es pequeña para ti»

Desde ese momento y para siempre, Bucéfalo sólo se dejó montar por Alejandro, siendo su mejor amigo y aliado en las batallas.

Esta dupla permaneció unida durante treinta años, por lo que, la muerte del caballo resultó muy fuerte para Alejandro.

Sin embargo, no queremos adelantarnos en la historia sino conocerla paso a paso.

Bucéfalo y Alejandro Magno 

Cómo domó Alejandro Magno a su caballo

La técnica de Alejandro Magno para domar a Bucéfalo no estuvo basada en mecanismos extraños o rebuscados.

Todo lo contrario, fue lo más básico del mundo, y que por cierto, es lo principal al momento de domar un caballo: La observación.

La historia no da detalles acerca de cómo o qué cosas se usaron para domar caballos en aquel entonces, pero, la observación es fundamental.

La observación en los caballos es un factor clave y determinante porque permite conocer gestos, movimientos, detalles que a simple vista no se notan.

Lo que tal vez no hicieron los domadores expertos de Macedonia, lo hizo el pequeño Alejandro, pues era un niño cuando su padre le compró el caballo.

Acostumbrado a ver estos animales en el palacio y circular por el reino, era de esperar que no les tuviera temor.

Por lo que, al ver que el animal no se dejaba controlar por nadie, comenzó a observarlo con atención hasta descubrir que el caballo le tenía miedo a su sombra.

Razón por la cual al moverse y notarla en el suelo se aterraba.

Su instinto natural le hacía volver rebelde, a modo de defensa, no obstante Alejandro descubre esto y se las ingenia.

¿Qué fue lo que hizo Alejandro?

Este joven príncipe de Macedonia, hijo del Rey Filipo un gran guerrero y estratega militar…

Alejandro puso el caballo de cara al sol y le habló con suavidad, se lazó sobre sus lomos y el animal se dejó montar por él.

Esto sorprendió a todos los presentes y se ganó la confianza de aquel hermoso corcel, que, sin saberlo se volvería su amigo inseparable.

Tan inseparable que pocos caballos han alcanzado tanta fama como sus dueños y Bucéfalo, es uno.

Anécdota: El caballo robado

Cuentan los historiadores que una noche, un grupo de ladrones se robó a Bucéfalo.

No dan detalles de quiénes fueron o si el caballo estaba dentro del palacio, etc. No se sabe al respecto.

De lo que sí se tiene conocimiento es que Alejandro se puso muy triste y al enterarse los ladrones de quién era el dueño del ejemplar lo regresaron.

Tampoco se sabe si los arrestaron o lo dejaron en alguna parte para que lo encontraran.

Sólo quedó registrado en los libros de historia aquella anécdota sobre el robo de un caballo que resultó ser del príncipe de Macedonia.

Bucéfalo y Alejandro Magno 

Un amigo para toda la vida

Un caballo no es para un ratico, este ejemplar se vinculó demasiado en la vida de Alejandro Magno.

Juntos vivieron muchas cosas, siendo siempre su más leal combatiente.

Recordemos que tras la muerte del Rey Filipo, Alejandro subió al trono como Rey de Macedonia.

Él heredó de su padre esa estirpe conquistadora y salió a conquistar territorios, países. Incluso llegó hasta la India.

Su ambición por dominar tantos territorios lo llevó a sacrificar algo muy importante, su equipo.

Empero, Bucéfalo siempre estuvo allí fiel, leal, salvaje, indomable para otros, dócil para Alejandro.

¿Cómo es la relación con tu caballo? ¿Has ayudado a tu equino a superar un trauma?

Los caballos también tienen traumas

Una de las cosas que llama la atención en esta historia es la conducta miedosa de Bucéfalo.

¿Qué le habría pasado para que actuara de esa forma?

Nadie sabe qué le pasó a este caballo pero una cosa sí es cierta. A los equinos también se trauman.

Eso ocurre cuando no lo tratan de la forma adecuada, cuando los golpean para que hagan lo que ese individuo quiere.

Y posteriormente, si el caballo es vendido a otra persona, creerá en su mente que lo tratará de la misma forma.

Lo cual genera un choque con el nuevo dueño que, no tiene en mente maltratarlo.

Pero el caballo no lo sabe y se mostrará asustado, un poco rebelde y quizá agresivo.

El factor determinante

Lo que cambió el destino de Bucéfalo fue la observación de Alejandro, quien al ver que hasta la sombra asustaba al caballo, se propuso mirarlo con atención.

Observar sus movimientos y conductas. Esto fue el factor determinante.

Algo que los expertos no habían notado, un detalle que evitó que el caballo fuera devuelto a su antiguo dueño o quizá sacrificado.

Un ejemplar que “no sirve” para lo que lo compraron puede ser regresado al lugar de origen y los más drásticos los sacrifican.

Pero en el caso de Alejandro Magno su detallado análisis hizo ganarse la confianza del animal.

Al punto que sólo era montado por él porque cuando alguien intentaba subirse sobre sus lomos era misión imposible.

¿Cómo has ayudado a tu caballo?

Hay caballos que vienen de un pasado oscuro, un pasado de maltrato, soledad y golpes.

El maltrato tiene varios rostros, los golpes, las malas palabras, el abandono, el descuido, son algunos de ellos.

Cuando llega un caballo nuevo a la cuadra se debe observarlo bien, con detalle, conocerlo y analizarlo.

De esa forma se podrá ganar su confianza y, si hay algo raro en él, se debe aplicar la técnica de Magno, observar con detalle y luego buscar la forma de hacerle comprender que eso ya pasó.

Que se encuentra en un lugar nuevo con personas nuevas y que tiene oportunidad para ser diferente.

 

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