Claudia Fontes en el festival de Venecia

La Bienal de Venecia es el encuentro artístico más importante del mundo. La escultora argentina Claudia Fontes, participó en la 57ª Bienal de Arte de Venecia 2017, con la obra El problema del caballo. Nació y estudió en Argentina. Fue una de las ganadoras del premio El parque de la Memoria en el año 1999, con su obra Reconstrucción del retrato de Pablo Míguez, que puede observarse en el Río de la Plata en Buenos Aires, como parte del parque memorial construido en homenaje a los desaparecidos en Argentina.
Independientemente de su trabajo como artista, Fontes asume esta experiencia como un compromiso social y político. Ha participado como protagonista en innumerables talleres de formación de otros artistas, ha generado redes de pensamiento crítico y de cooperación, por lo que ha sido reconocida a nivel nacional e internacional.
Otra perspectiva
En las entrevistas, esta artista argentina residenciada en Inglaterra, afirma que su experiencia de la diáspora le ha permitido ver y entender su país de una forma diferente y afirma que en esta obra representa lo que es Argentina para ella. En esta oportunidad queremos dedicar algunas reflexiones sobre lo que apreciamos en la obra que llevó a la Bienal de 2017.
“El problema del Caballo”
Claudia Fontes define su obra como una instalación de esculturas en la que participan tres personajes que están congelados en el tiempo. Cada uno de ellos responde a una situación de crisis de manera distinta. Estos personajes son: el caballo, personaje que da el título a la obra, una joven que se acerca y un muchacho que se ubica en otro plano, distante de la niña y el caballo.
Estos son los elementos centrales de la instalación, pero varios centenares de rocas rodean el espacio y forman parte del ambiente que se crea en la instalación. Las tres figuras son de color blanco y la figura del caballo es de grandes dimensiones, lo que imprime un carácter de majestuosidad a la obra, Un enorme caballo blanco corcoveando, pareciera estar atrapado en un callejón sin salida, pero al mismo tiempo refleja un gran poderío. Frente a él, una niña que se acerca con actitud de ternura, como si lo acariciara y quisiera calmarlo, pero se tapa los ojos. El joven, ubicado en otro plano se muestra pensativo, como si navegara en un mar de dudas rodeado de rocas, como si pensara en tomar la decisión de lanzar una de las rocas.
¿ Que siente realmente la joven ?
Fuerza, brío y angustia se refleja en la mirada del caballo envuelto y aprisionado en su furia y en sus ansias de libertad; se enfrenta a la mano amorosa de la joven que intenta apaciguarlo y que se tapa los ojos. No sabemos si la joven deja de mirar para contener su propia angustia, o para no enfrentar la realidad, ante aquella figura equina desbocada e imponente al mismo tiempo.

El joven atormentado, en un plano diferente, cabizbajo, cerca de una roca que no sabe si lanzar para expresarse o sencillamente, deja pasar el tiempo para encontrar sentido a sus dudas.

La búsqueda de sentido
Fontes afirma que intenta trabajar siempre abriendo el sentido de las imágenes que propone, nunca los cierra. Dice: “Lo que busco con El Problema del Caballo es ofrecer perspectivas poéticas que perturben e interroguen al espectador sobre su lugar en el mundo y en la historia” (En Queranta, 2017).
La autora construye un espacio semántico que invita a quienes entran en contacto con la obra, a realizar su propia interpretación. Así ocurre con la mayoría de los artistas, independientemente de sus propias búsquedas y de sus críticas a la sociedad.
La figura del caballo, tan trabajada en el mundo del arte, se ha convertido en ícono de poder y de libertad. Para Claudia Fontes, en El problema del caballo, trata de representar a su país. No queremos detenernos en el enfoque histórico y sociopolítico que pudiera prevalecer en la obra y que algunos críticos ha tratado de destacar. Sólo resaltaremos lo que dice Gabriel Giorgi, en su ensayo para el catálogo sobre El problema del caballo:
El Caballo en la imaginación Latinoamericana
El caballo, protagonista central de las narrativas capitalistas y coloniales de extracción y de configuración de lo natural en recurso –que fue, y sigue siendo, el modo dominante de inscripción de América Latina en los imaginarios globales– aquí “salta”, corcovea, patea el tablero de los tiempos y las formas, y trae, como problema, la pregunta por otra relación posible, a la vez que urgente, entre humano y animal –y por lo tanto, otros modos relación entre los cuerpos: otro entre cuerpos — que no queden capturados en las narrativas de la dominación y control que, finalmente, son las únicas que el capital ha podido inventar.(2017:21)
Otros críticos se detienen específicamente en el plano estético, objetivo fundamental de toda obra de arte. La misma artista hace hincapié en la poeticidad que persigue en su obra y lo repite en varias ocasiones.
Nosotros también intentamos acercarnos a la búsqueda de sentido de esta obra desde esta mirada poética, desde la impresión que nos causa la trilogía conformada por estos tres personajes: el caballo la joven mujer y el muchacho
¿ Cuál es la motivación de la artista ?
Si pudiéramos descifrar cada detalle de la obra, también podríamos preguntarnos ¿por qué la joven cierra los ojos a la vez que trata de tranquilizar al caballo? ¿Tendrá que ver con un momento de inflexión? ¿Esta actitud, estará asociada a esa motivación de la artista sobre las preguntas que debemos hacernos en relación con ese lugar que ocupamos en el mundo o en la historia? ¿Tendrá que ver con la relación de fuerzas, con la relación con el poder? Es decir, ¿tendrá que ver con el otro de la cultura?
El caballo como figura de poder
El caballo representa en este caso el poderío, pero también la angustia, la búsqueda, la indecisión, esa lucha entre el ejercicio de la autoridad y el disfrute de la libertad. Por ello está encerrado en una especie de callejón sin salida. Nos preguntamos también sobre la presencia y el ejercicio del poder desde el plano personal, pasando por los procesos socioculturales y gubernamentales. Todos estamos inmersos en estas experiencias y formamos parte de las realidades de cada uno de nuestros países.
El joven aparentemente menos involucrado en el problema, se encuentra en un plano más distante, pero sensible, afectado. Cercano a la libertad, temeroso del futuro, dudoso frente al poder y a la amenaza que representa el caballo. Nos preguntamos también si este joven de “nácar” representa a la adolescencia específicamente, detenida en la inconformidad, en la búsqueda, en ese momento preciso de la vida en el que se “adolesce” de todo, en que nos enfrentamos contra el mundo, porque nada es justo ni comprensible en la adolescencia.
En síntesis
El problema del caballo se convierte en “el problema de la vida”. Realmente es una invitación a problematizar la realidad en la obra de arte. Lo que se quiere es invitar al espectador a hacerse preguntas sobre el sentido de la existencia y de la historia.
Referencias Bibliográficas
«Viva Arte Viva», Bienal de Arte de Venecia 2017. En;http://blogdecee.blogspot.com/2017/11/viva-arte-viva-bienal-de-arte-de.html
http://claudiafontes.com/informacion Consulta 17 de marzo de 2019
Queranta, Manuel (2017) El problema del caballo – Claudia Fontes – Envío argentino 57° Bienal de Venecia. En: http://www.ramona.org.ar/node/63012. Consulta, 18 de marzo de 2019-03-19
Suárez Alarcón, Nicolás Historia del caballo, en: file:///C:/Users/Isabel/Downloads/Dialnet-HistoriaDelCaballo-6003479%20(1).pdf
https://www.google.com/search?q Consulta 18 de marzo de 2019