Paradura de Niño: Una tradición de Navidad
La Paradura de Niño es una de las tradiciones navideñas más representativas de la región de los Andes en Venezuela.
Esta festividad, se celebra entre diciembre (Luego del 25 de diciembre hasta el 2 de febrero. Este evento de índole religioso y cultural tiene como fin conmemorar la infancia de Jesús. De este modo, se acentúan valores como la fe, la unión familiar y la devoción.
A continuación, examinaremos su origen, significado y la celebración de este evento tan especial.
Origen de la Paradura de Niño
La Paradura de Niño tiene sus orígenes en las tradiciones católicas de la región andina en Venezuela. En esta región del país las expresiones de fe y cultura popular se entrelazan.
Esta celebración surgió como una forma de rendir homenaje al Niño Jesús, destacando su figura como el hijo de Dios. Además, como un niño que necesitó el cuidado y amor de su familia.
El término “paradura” hace referencia a la acción de poner de pie la figura del Niño Jesús. Este paso significa la transición de la cuna hacia sus primeros pasos.
Este acto es un momento revelador que refleja la satisfacción de la vida y la esperanza que representa el nacimiento de Cristo.
La Paradura de Niño es una festividad cultural con un profundo significado espiritual. Al “parar” al Niño Jesús, los devotos alaban su presencia en sus hogares y sectores. Así se reafirma la fe cristiana de los participantes.
Sin duda alguna, una forma de recordar que la infancia de Jesús estuvo llena de amor y protección.
Además, esta tradición resalta valores como: Unión familiar, solidaridad comunitaria y la devoción religiosa.
Cómo se celebra la Paradura de Niño
La Paradura de Niño incluye varios momentos especiales que combinan lo religioso, lo cultural y lo festivo.
Aunque los pormenores pueden variar entre regiones, la estructura principal de la celebración es la siguiente:
- Búsqueda del Niño Jesús: En algunos lugares, se escenifica la pérdida del Niño Jesús, lo que añade un toque dramático y simbólico. Los participantes, con velas en mano, buscan la figura en una procesión llena de cantos y plegarias.
- La ceremonia de la paradura: Una vez encontrado, se procede a “parar” al Niño Jesús. Este acto se ejecuta con ceremonia, acompañado de rezos y canciones tradicionales.
- Padrinos del Niño: Una pareja elegida como padrinos tiene la responsabilidad de llevar al Niño Jesús durante la procesión. Así mismo tienen el rol de ser los anfitriones principales de la celebración.
- Cantores de aguinaldos: La música es un elemento esencial. Los aguinaldos y villancicos, interpretados por cantores locales, llenan el ambiente de alegría y devoción.
- Bendiciones y oraciones: Al finalizar, los asistentes piden bendiciones para sus hogares y familias, marcando un cierre espiritual y emotivo.
La Paradura de Niño y la gastronomía
Como muchas festividades venezolanas, la Paradura de Niño también es una ocasión para disfrutar de la gastronomía típica. Durante la celebración, es común compartir platos tradicionales como: Hallacas, buñuelos, dulce de lechosa, Ponche crema o mistela. Además, el popular bizcochuelo.
La comida se convierte en un símbolo de hospitalidad y agradecimiento, fortaleciendo los lazos entre los participantes.
Aunque es una tradición profundamente indicada en los Andes venezolanos. Su carácter inclusivo y su capacidad para unir a las personas la han convertido en un símbolo de identidad cultural.
La Paradura de Niño destaca como una tradición que preserva los valores esenciales de la Navidad: fe, familia y comunidad.
Reflexión final
La Paradura de Niño es mucho más que una festividad; es una expresión de amor, gratitud y fe que une a las personas en torno a la figura del Niño Jesús.
A través de esta tradición, se celebra la alegría de la vida y la esperanza de un futuro mejor. Esto nos recuerda que la verdadera esencia de la Navidad radica en los valores que compartimos con los demás.
Gustavo Mirabal le encantaba viajar los primeros días de Enero a Mérida para vivir presencialmente estas festividades autóctonas de la zona
En un contexto donde las tradiciones suelen diluirse con el tiempo, la Paradura de Niño sigue viva, renovándose con cada generación y manteniendo su relevancia como un pilar de la cultura venezolana y especialmente de la región andina que se compone por los estados Táchira, Mérida y Trujillo.